Zenaida Chaviano Figueredo desborda alegría y optimismo. Es de esas mujeres que no se dejan vencer, esas con las que siempre hay que contar para emprender grandes obras.
Es secretaria del bloque 215 de la Federación de Mujeres Cubanas, y representante del consejo popular Sakenaf-Caracatey. Allí se le ve con su comunidad, convocando, sumando, uniendo voluntades, y es que para ella la FMC es su pasión, su sentido del deber, ese que le corre por las venas gracias al legado familiar.

«En la FMC llevo una vida, mi tía era coordinadora de los CDR y me inculcó desde pequeña el amor a la Revolución, ese sentimiento lo llevo en la sangre».
Y con muchos sentimientos enfatiza que «la FMC me ha enseñado a desenvolverme como mujer, activista, estaba en mi casa y dije, tengo que salir a la calle, esta organización me devolvió la vida que tenía perdida, hago todo lo necesario, fomento el movimiento de mujeres creadoras, apoyo a los vulnerables, voy a los hogares maternos, Circulos infantiles, consultorios, recolectamos en la Cooperativa de Producción Agropecuaria productos para dar aportes a las instituciones y familias que lo necesitan, fundamos el Parquecito del amor al terruño, sitios martianos».
Con su ejemplo, su inquietud, su bondad, Zenaida trabaja en su comunidad, junto a las organizaciones del barrio y al presidente del consejo popular Asiel Aguada Barceló, porque «soy la mujer multipropósito, donde quiera que me llamen, voy», asevera.
De lo que ha hecho en el consejo popular Sakenaf-Caracatey, nos cuenta esta mujer, recientemente condecorada por la organización femenina y quien dice con orgullo que fue delegada al Congreso de la FMC, experiencia que considera muy valiosa.
«La Federación nos ha enseñado a ser vencedoras de imposibles», afirma.
Su mayor desvelo, dejar su legado y su pasión de mujer incondicional y emancipada a las nuevas generaciones y «a las muchachas jóvenes, que estudien, se preparen y apoyen a la Revolución»