El 13 de noviembre de 1845 llegó al mundo doña Marta Abreu de Estévez en una de las familias más nobles de esta villa, sin embargo, aquí, caminó junto a los más humildes, construyó escuelas en los barrios pobres y levantó un teatro que convirtió a Santa Clara en símbolo de arte y cultura más allá de nuestras fronteras.
El Generalísimo Máximo Gómez la ubicó en el lugar exacto para la historia de la Patria al expresar:
“No saben ustedes los villaclareños, los cubanos todos, cuál es el verdadero valor de esa señora. Si se sometiera a una deliberación en el Ejército Libertador el grado que a dama tan generosa habría de corresponder, yo me atrevo a afirmar que no hubiera sido difícil, se le asignaría el mismo grado que yo ostento: Generalísima”.
Y es que ella entregó a Cuba y a su libertad todo esfuerzo y recurso, y desde su querida ciudad o desde cualquier lugar del mundo no descansó ni guardó silencio ante el atropello de un colonialismo que intentó por todos los medios someternos y conquistarnos.
Hoy identifica a la única universidad cubana con nombre de mujer, es símbolo de Santa Clara allende los mares y representa al pueblo que la venera y le agradece haberle dedicado a esta ciudad alma, corazón y vida.
