Desarrollado en el Museo Provincial, fue un viaje en el tiempo, dedicado a rescatar y celebrar el patrimonio histórico azucarero que forjó la identidad y la cubanía.
Porque cuando se habla de este sector, se entrelazan momentos de bonanzas y de sudor, donde cada gota de guarapo habla de esfuerzo.
Cada trabajo expuesto marcó un pedazo de la historia económica, social y tecnológica del territorio.
Aún cuando el desafío continúa siendo grande, el evento logró endulzar la memoria colectiva, demostró que la voluntad y el aporte de la comunidad son el combustible más poderoso para mantener viva esta tradición.
Durante el intercambio se recordó que detrás de cada terrón de azúcar hubo un pueblo, una cultura, un paisaje transformado y un esfuerzo humano inmenso.

Trascendió que ese patrimonio, dulce y a veces amargo, como la propia historia, no se puede dejar diluir en el olvido, tiene que seguir endulzando y enseñando a las generaciones venideras.
El patrimonio azucarero, como la caña misma, necesita ser cultivado, cosechado y compartido, para no perder su esencia vital.
Por la calidad y pertinencia de los tópicos presentados, el jurado otorgó el primer Premio a "Azúcar y Universidad: memorias universitarias del CAI Benito Juárez", de Alberto Cuba Pérez.
El segundo Premio correspondió a Kenia Jiménez Mena, por "El rescate de la Historia y el Patrimonio, de la EAA George Washington".