A partir de este momento, y en la misma medida en que las emisoras se consolidan como grandes empresas, comprometidas en algún grado con el orden existente, el humorismo político resulta peligroso y va dejando lugar a uno menos comprometedor.

Sigue el realismo en el humor, sigue su costumbrismo, pero sin apoyarse en el tema político.

Trascendental fue el programa La tremenda Corte.

Sus libretos caricaturizan los juicios que celebraban los Juzgados Correccionales. Con La Tremenda Corte, el costumbrismo tuvo su influencia en la novela picaresca española.

Su autor, Cástor Vispo, se apoyó en el ingenio y la situación que se refuerzan con los enredos de palabras del protagonista Tres Patines, representado por Leopoldo Fernández, que hace alardes de su agilidad mental.

Tiburcio Santa Marta fue otro de los numerosos programas humorísticos que tuvo la radio cubana de hace ya muchos años.

Los libretos eran escritos en verso y fueron de la autoría de propio Cástor Vispo, con las actuaciones de Agustín Campos primero y Adolfo Otero tiempo después.

Adolfo Otero fue el creador del gallego policía de los primeros años de la República y junto a Agustín Campos, hicieron del programa Tiburcio Santa Marta el preferido de niños y adultos durante el tiempo que estuvo en el aire.