Fue su tía Miriam Cal, locutora de Radio Progreso y Radio Cadena Habana, quien lo motivó por este oficio. «Recuerdo que fue en 1954 cuando conocí el medio, y desde que llegué a los estudios, aquel olor y aquella magia me cautivaron para siempre», reconoce el laureado radialista.

A cmhw, emisora a la que considera como su novia de siempre, arribó en 1963, y no olvida la manera en que nació el calificativo que llevará para toda la vida. «Era el 7 de julio de ese propio año, y yo estaba conduciendo un programa dirigido por Otto Marimón Alfonso. Entonces, a la hora de terminar, él me dijo: tienes un nombre muy largo, prefiero que te despidas como Ramírez Cal. Así fue como nació ese epíteto que me ha acompañado durante todos estos años», recuerda José Gabriel.

De su paso por la W, como se conoce a la prestigiosa casa radial de Villa Clara, narra dos anécdotas que evidencian el arraigo del Premio Nacional de la Radio en sus oyentes, y es que los calificativos por los que se conoce a esta emisora: «Su favorita en el dial» y «La Reina Radial del Centro», nacieron en dos programas que conducía Ramírez Cal. El primero de ellos, en ocasión del aniversario 50 de la CMHW, y el segundo en el espacio Olimpiada de éxitos.

Como profesional agradecido que es, no puede dejar de mencionar a algunas de las personas que más contribuyeron a su formación, a las cuales agradece sus enseñanzas. En ese sentido, no olvida a Juan Antonio Valdés Martínez, a quien considera como la excelencia en la locución y la voz que identificaba a la emisora; además de Otto Marimón Alfonso y su hijo de igual nombre; Oscar Ordex y Félix Raúl, su hijo, entre otros compañeros de labor de la w.

También menciona a eminentes personalidades de la radio en Cuba que trabajaban en otras emisoras, que igualmente dejaron una huella en su formación, entre los cuales destaca a Eduardo Tristá, de CMQ; Agustín Roquefuentes y Pimentel Molina, de Radio Progreso, y a Carlos Torres, de Radio Reloj, aunque hay muchos más, dice el laureado locutor, guionista y director de programas.

Cuando le pregunto por sus grandes pasiones, además de la radio, no duda un instante en reconocer que, como buen cubano, es un aficionado furibundo a la pelota, la que disfruta tanto como dirigir o conducir un programa radial.

En la actualidad, a pesar de estar jubilado, Ramírez Cal continúa colaborando con varias emisoras del país, porque, como bien dice él, vivirá y morirá como un hombre de la radio cubana.