Aquí estrechó lazos de amistad sincera.
Una lista bien larga de cualidades pudieran describirlo, pero la profesionalidad, el ser útil, el irradiar alegría pese a todo, el compartir conocimientos, la camaradería, la persistencia y la perseverancia, la alegría, le distinguieron siempre.
No dejar de mencionar su sencillez infinita, esa que transmitió con su imagen, con su voz, con ese apretón de manos, o ese abrazo, incluso a desconocidos que lo sentían tan familiar, tan cercano.

Meteorólogo, de los buenos, de los que ganaron un sitio en la historia del desarrollo de esta ciencia en Villa Clara y en Cuba, comunicador de excelencia, entendible y ameno para todos, un profesional de los que cala hondo, de los que dejó huella donde quiera que anduvo.
Esposo, padre y abuelo dador de amor infinito, compañero y amigo, ser humano que ahora trasciende a las estrellas y a ese cielo que no dejó de observar y admirar cada día.
¡Un abrazo amigo!
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