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Ciudad bajo palabra: los maleficios en Santa Clara (+Pódcast)

Mauricio Escuela Orozco

Jueves, 03 Abril 2025 17:25

Hoy, “Ciudad bajo palabra” se adentra en un tema que seguramente evoca escalofríos y asombro, los maleficios y las creencias populares que en el pasado dominaban la vida de muchos santaclareños.

Santa Clara, como toda ciudad antigua, es un crisol de mitos y leyendas, en aquellos tiempos la gente creía fervientemente en el poder de los maleficios, esos actos inexplicables que se pensaba podían traer la buena o la mala suerte. No eran simples supersticiones, sino convicciones arraigadas en la vida cotidiana.

Seguramente han oído hablar de los clásicos: derramar sal en la mesa, romper un espejo accidentalmente, pero en Santa Clara esas creencias tenían matices propios, adquirían una coloración local. Algunos agüeros eran especialmente temidos, convertidos en verdaderas amenazas. Existía por ejemplo, la creencia de que voltear una silla, así sin más, podía ser el detonante de una catástrofe.

Imaginen la escena: una tarde cualquiera, alguien sin darse cuenta tropieza y tumba una silla, a partir de ese momento la tensión se apodera del ambiente, la incertidumbre se instala en el hogar, se decía que la desgracia estaba a punto de caer sobre esa familia, y no solo eso, salir al patio llevando consigo algún objeto de hierro, era considerado una imprudencia, una invitación a ser alcanzado por algún rayo, como si el simple hecho de portar un metal, atrajera las descargas eléctricas desde el cielo.

En la calle Santa Ana en particular, se creía que los rayos tenían una predilección especial, se contaban historias de descargas eléctricas que parecían buscar a sus víctimas con determinación, incluso llegando a transformarse en objetos amenazantes, como una bayoneta que intentaba clavarse en el tejado.

Pero los maleficios no eran solo accidentes o coincidencias desafortunadas, en algunos casos eran buscados intencionalmente con el objetivo de dañar a otros. La envidia, el rencor, la venganza, eran poderosos catalizadores de estas prácticas oscuras, en ocasiones se acudía a acciones negativas como robos o daños a la propiedad, con la secreta esperanza de obtener algún beneficio a cambio.

Se justificaba el mal cometido con la idea de que el fin justificaba los medios, un acto condenable, pero motivado por la desesperación o la ambición, sin embargo no todo era maldad y oscuridad, también existían aquellos que buscaban protección a través de la magia blanca o la devoción a los santos.

En muchos lugares santaclareños se erigían pequeños altares dedicados a Santa Inés, a quien se le pedía protección y favores, se creía en su poder para alejar los males y atraer la prosperidad, incluso en momentos de crisis la gente iba hacia personajes populares como el conocido Yamba, un vecino que por sus habilidades podía encontrar cadáveres en las profundidades de las pozas y los ríos de esta urbe, se le consideraba un hombre sabio y respetado, capaz de desafiar a poderosas fuerzas sobrenaturales.