«Necesitaban periodistas en esta parte central de la isla y nos enviaron para acá; empecé en la redacción, donde estuve más de diez años, pero a un grupo de periodistas que ya estaban aquí, como Rafael Plasencia, Nelson Morán Gómez y Roberto Pérez Machado, les gustaba el trabajo de reporteros, y me invitaban con ellos a salir y trabajar en la calle». 

«En la redacción adquieres mucha cultura, pero el trabajo reporteril te foguea en la calle. Ellos sabían dónde buscar la noticia, me enseñaron mucho. Después comencé como reportera y me dejaron los sectores de salud, tránsito y la Cruz Roja», recuerda.

Bertha ha sido testigo de grandes acontecimientos y su voz ha estado al servicio de su pueblo.

«En estos años tengo muchos recuerdos, estuve en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí en un diplomado con colegas de otras naciones, cubrimos la Cumbre Fidel-Gorbachov, y en Belice cumplí misión, donde también aprendí mucho, en esta carrera se sufre y se tienen alegrías, me he sentido feliz con éxitos de la medicina, pero también muy triste por ejemplo, con accidentes de tránsito».

Detrás de esa periodista de carácter aparentemente fuerte hay una mujer sensible, capaz de entrar en la piel de los demás.

«Eso nace con uno, tengo carácter fuerte, pero en realidad tengo una coraza, los temas sensibles hay que abordarlos, hay que sensibilizarse con la gente, mucho más en momentos difíciles hay que entrar a las almas de las personas, saber sus problemas».

Acerca de la misión de Belice señala que tanto los dirigentes de ese país como el pueblo, resaltaban que los médicos cubanos son excepcionales, «se asombraban de cómo tocaban a los pacientes con sus manos para diagnosticar una enfermedad, también las labores de prevención que realizaba la Brigada Médica Cubana para elevar la calidad de vida de las personas, cómo atendían a las embarazadas».

«Allí entrevisté a una madre que me expresaba que ella hubiera querido dar a luz a todos sus hijos con médicos de nuestro país, y esas historias te emocionan y conmueven», agrega.

Otros acontecimientos de Villa Clara la marcaron para siempre, como las honras fúnebres al Che y sus compañeros de lucha y el paso de la Caravana que trasladó las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro hasta su morada eterna en el Cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.

De los jóvenes piensa que están bien preparados, pero también deben beber de la savia de los que tienen más experiencia, estudiar constantemente , “olfatear” dónde está la noticia, porque, asevera «hay que escuchar a todos, una idea genial se logra en colectivo, hay que nutrirse de lo que dice el pueblo, que siempre tiene la razón, y te obliga a seguir investigando sobre temas que están en la agenda pública».

Para Bertha, la CMHW es parte consustancial de su propia existencia. Sus palabras son rotundas y precisas: «Este Palacio de la Reina es mi vida, nunca he laborado en otro lugar, he tratado de honrar a los antecesores que legaron los diamantes de la Reina Radial del centro. 

A CMHW le deseo que siga siendo ejemplo en la radio cubana, que nunca deje decaer su forma de hacer, para que nunca caiga la corona de la reina.