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“A dos voces” con Gema Valdés Acosta

“A dos voces” con Gema Valdés Acosta (+Pódcast)

Redacción digital CMHW

Viernes, 12 Julio 2024 23:30

CMHW comparte la transcripción del sexto episodio de “A dos voces”, un pódcast de la Redacción digital de la emisora.

Samuel: Bienvenidos a una nueva entrega de “A dos voces”, un espacio de diálogo para contar historias de villaclareños que engrandecen nuestra patria chica. Les recuerdo que este es un pódcast de la redacción digital de CMHW. Acompáñenos en este viaje sonoro.

Samuel: Y hoy “A dos voces” comparte micrófonos con una maestra de maestros, una mujer que ha entregado su vida al estudio de nuestro idioma, porque como ella misma ha dicho: “la lengua es el alma de los pueblos y su testigo de época más fiel”. Bienvenida la doctora en Ciencias Filológicas, Gema Valdés Acosta. Gracias por acceder a la invitación. 

Gema: Muchas gracias a ustedes por invitarme. 

Samuel: Doctora, ¿cómo nace su inclinación por el estudio del lenguaje? 

Gema: Bueno, yo provengo de una familia de maestros. Toda mi familia prácticamente era de maestros. Mi papá, mi mamá, mis tías, mis tíos, pero yo juré no ser maestra, precisamente por eso.

Samuel: ¿Faltó a su juramento?

Gema: Precisamente por la vida que veía que llevaba mi familia, que era mañana, tarde y noche preparando clases, preparando medios. Yo me crié con mi abuelita y era muy buena estudiante, claro, provenía de una familia en la que todos eran maestros. Tenía una tía de matemática, tenía otra tía de español y, por lo tanto, era muy buena alumna. Y la filología no fue mi primera opción. Mi primera opción fue con Marta Anido.

Samuel: ¿Con Marta Anido? 

Gema: Sí, porque yo fui estudiante de ballet de Marta Anido. 

Samuel: ¿No me diga? Marta Anido nos contó algunas historias y nos habló de esa academia que ella tenía en Santa Clara, pero no nos mencionó su nombre. 

Gema: Yo fui estudiante, antes de la Revolución, de la Academia de Ballet de Marta Anido. Yo siempre tenía una tendencia a leer mucho, a irme de este mundo, a la espiritualidad y el ballet me llenaba esas inquietudes de niña y de adolescente. Pero tuve un problema de salud muy grave cuando llegué a los 12 o 13 años, una escoliosis que me operaron, y ahí fue el final de mi carrera como bailarina. Un final prematuro. 

Gema: Cuando yo iba a ir para La Habana a seguir mis estudios, fue mi final en esa opción profesional que fue la primera que yo escogí. 

Samuel: Quizás perdió el ballet, pero ganaron las Ciencias Filológicas, la Universidad y Santa Clara.

Gema: No, pero a mí una vez me preguntaron, una pregunta muy difícil: ¿volvería a ser profesora?, y la respuesta fue “no sé”. Si hubiera tenido las condiciones de salud que me permitieran bailar, no sé la respuesta a si volvería por el mismo camino.

Gema: Entonces seguí mis estudios de secundaria, de preuniversitario, etcétera. Y cuando terminé, la carrera que había aquí en Santa Clara, más espiritual, más vinculada a esos intereses de lectura que siempre tuve, era Letras. Y dentro de las Letras había una profesora que precisamente vivía frente a la Academia de Marta Anido, que era norteamericana, profesora de Lingüística, que fue quien más me inclinó.

Gema: Yo no encuentro una diferencia muy grande entre los que les gusta la Literatura y los que les gusta la Lingüística, porque la materia prima es la misma. Y me dediqué a la Gramática, al estudio de la Lingüística, pero no con una visión normativa, sino que mi visión era una visión de la lengua como testigo de época. Y por lo tanto, el enfoque que siempre tuve, desde estudiante de Letras hasta mi tesis de final de estudio, mi tesis de Maestría, mi tesis de Doctorado, todo fue vinculando la lengua, especialmente la variedad cubana del español, a los contextos históricos.

Gema: Y todavía hay un desconocimiento de cómo se ha formado la Lengua, incluso los profesores de Gramática, a veces yo les digo: ¿ustedes saben la etimología de esta palabra?, pues es una palabra africana, es una palabra que viene de tal lugar. 

Samuel: ¿Y por qué somos seseantes y yeístas? 

Gema: Ahora, por ejemplo, tenemos un buen equipo de entonación de la variedad cubana del español que está descubriendo cosas interesantes en entonación, que les interesa a los locutores y que quizás, cuando terminen esos estudios, podamos hacer un contacto con los que les interesa aquí, actores, locutores, etcétera.

Samuel: Me anotan como el 1 en la lista.

Gema: Sí, sí, porque necesitamos intermediarios, es decir, usted recibe un entrenamiento con esos especialistas y después usted los enseña aquí. 

Samuel: Claro, hay publicaciones de Navarro Tomás al respecto, pero bueno, ya tienen décadas. 

Gema: No, no, le estoy hablando de Doctorados de hace dos años. Premios Academia de Ciencias de ahora sobre entonación de la variedad cubana del español. 

Samuel: Pues necesitamos vincularnos con la universidad.

Gema: Ya lo he dicho, lo he dicho mil veces, no solamente con CMHW y las estaciones de radio, sino también con los actores. Se está llamando a que la ciencia ayude al desarrollo y al conocimiento, ese es nuestro campo. 

Foto: Ana María Esparza/CMHW

Samuel: Doctora, ¿se molesta si le decimos Gemita? 

Gema: No, si hasta en los horarios y en los murales me ponen Gemita.

Samuel: ¿Y cuándo surgió lo de Gemita, doctora? 

Gema: Lo de Gemita surgió porque había otra profesora que también se llamaba Gema, que era mucho más alta que yo, y su tez también era un poco más oscura. 

Gema: Entonces llegaban los alumnos al departamento y preguntaban por la profesora Gema, y todo el mundo se quedaba, ¿cuál es Gema?, entonces para poder distinguir cuál Gema era, me empezaron a llamar Gemita. 

Gema: Y yo muy contenta, no tuve ningún percance en que los alumnos me dijeran Gemita. Porque soy pequeña de tamaño, porque es una forma afectiva, no es una falta de respeto. Y no me causó disturbios. 

Samuel: Doctora, ¿cuáles han sido sus referentes para asumir la investigación lingüística y la enseñanza? 

Gema: Bueno, yo he tenido en la enseñanza referentes familiares, por supuesto, que ya expliqué. Y dentro de la universidad yo tuve muy buenos profesores en el área de Lingüística. Yo transmito a mis estudiantes un amor profundo a la universidad. Soy fanática, fans de la universidad, como los muchachos son fans del Real Madrid o del Barza.

Samuel: Pero la profesora tengo entendido que es fanática al Barcelona. 

Gema: Al Barza, yo siempre he sido fiel al Barza.

Samuel: ¿Aunque el Real Madrid haya ganado su decimoquinta corona ahora, recientemente?

Gema: Sí, hay que reconocer que el Real Madrid está mucho mejor ahora. Pero he estado en el Bernabeu, mis alumnos me adoran por eso. Se ha transmitido como un mito. 

Gema: Cuando yo llego a un grupo de varones, enseguida dicen, esa es la profesora que estuvo en el Bernabeu, pero tengo que aclararles: “fíjese, yo he estado en el Bernabeu, pero no soy del Real Madrid”. Y entonces se frustran un poco, pero hacen cierta empatía conmigo.

Gema: Estábamos en la referencia. Yo les decía que en la familia yo tenía referentes, tenía profesores de Gramática muy buenos en la familia. Pero en la universidad tuve muy buenos profesores, excelentes profesores de Gramática que me enseñaron la metodología de dar una Gramática que no fuera la tradicional repetitiva.

Gema: Y la Lingüística, sobre todo la Lingüística, porque yo me inclino más a la línea Sociolingüística que a la línea de la Gramática. Yo trato de explicar el porqué de esos fenómenos, de dónde vienen sociológicamente. Eso me lo transmitieron mis profesores de la universidad. 

Samuel: ¿Cree oportuno mencionar algunos nombres? 

Gema: Sí, cómo no. Hay uno que sobresale, que es una norteamericana que murió en Cuba en los años 2000. Esa norteamericana se casó con un cubano cuando la fundación de la universidad y fundó la Cátedra de Lingüística de Letras. Ella se llamó Ruth Woodward de Pruna. Todos le decíamos Mss. Pruna. Y vivía ahí frente a la academia de Marta Anido. 

Gema: Esa profesora provenía de una escuela norteamericana de la Antropología Lingüística. Y por lo tanto enfocaba la lengua, no desde el punto de vista mecánico, estructuralista. No, no, no, sino…, de dónde vienen los fenómenos, quiénes utilizan esa selección lingüística, para qué la utilizan y qué actitud tienen los que oyen. Este fue el análisis que yo hice con el “Team Asere”.

Gema: Cuando se presentó la situación del “Team Asere”, yo estaba en vísperas de ir para España al Congreso de la Academia de la Lengua, y habíamos hecho una investigación preliminar donde habíamos, más o menos detectado, que no había actitudes negativas con las palabras africanas en Cuba.

Gema: Nadie rechazaba malanga, nadie rechazaba ñame, nadie rechazaba quimbombó. Y estábamos muy tranquilos con esa exploración, porque fue una exploración. Y en vísperas de yo coger el avión, se suscita el problema del “Team Asere”.

Gema: Nadie hablaba de la palabra “team”, todo el mundo hablaba en Internet del “asere”, que era vulgar, que quién había escogido eso, y me echó para atrás la exploración. Y lo llevé al Congreso. 

Diccionario de bantuismos en el español de América, una de las obras que ha publicado como resultado de su labor investigativa. Foto: Sitio web de Sial

Samuel: Doctora, en su labor investigativa hay mucho trabajo de campo. Es decir, hay una intención marcada de palpar in situ, de forma natural, los fenómenos lingüísticos y explorar también su impacto comunicativo y cultural. ¿Cómo ha sido esa faceta profesional? ¿Alguna anécdota de sus viajes, además de las que ya nos ha contado, que pudiéramos desempolvar aquí, en “A dos voces”?

Gema: Yo tengo tantas anécdotas que siento mucho morirme sin escribir un libro contando las anécdotas que tengo de mi trabajo investigativo, tanto en Cuba como en otros países. En África tengo una anécdota que la gente se muere de risa.

Samuel: ¿Nos puede contar una? 

Gema: Bueno, mire, de África yo estuve por las selvas de Nkamba haciendo trabajo de campo con mi grabadora en aquella época moderna, porque la Unesco me la había proporcionado; con todas las vacunas habidas y por haber puestas, pero sola. Yo me fui para el Congo sola. 

Samuel: ¿Y así anduvo por las selvas?

Gema: Y así anduve por las selvas porque los españoles de la Universidad de Alcalá, una universidad con la que yo tengo contactos de trabajo, tenían amigos de una iglesia cristiana que hay en el Congo que se llama Iglesia Kimbanguista. Esa iglesia fue la iglesia que me protegió en la selva del Congo. Ahora me preguntan, Gemita, pero ¿cómo te pudiste ir?, ahora no me pregunten, pero en aquel momento me tiré.

Gema: El rector era Olivera y dice Olivera que cuando lo llamaron y le dijeron: “¿oye, usted autoriza que la profesora vaya para el Congo?”, dice que se quedó en blanco y dijo: “bueno, si ella dice que sí, por nosotros no hay ninguna dificultad”.

Gema: Y así me mandaron a mí para el Congo. Y en el Congo, en ese trabajo de campo, yo fui de aldea en aldea grabando. Pero es una tradición en esas aldeas que los jefes pongan a disposición de los invitados, jovencitas, para bañar a la invitada.

Gema: La anécdota es que yo no quería que nadie me bañara. Eran tres adolescentes, una con el cubo en la cabeza, otra con el jabón y la otra con la toalla.

Samuel: ¿Y cómo terminó aquello? 

Gema: Aquello terminó casi en la ONU, porque cómo a través de los kimbanguistas, yo le podía explicar al jefe de la aldea que no era costumbre en mi cultura que me bañaran. 

Samuel: Él lo podía interpretar como un rechazo a su cultura.

Gema: Exactamente, entonces aquello fue una negociación diplomática más difícil que una guerra. Hasta que al fin los kimbanguistas le explicaron y le agradecieron en el alma aquel gesto diplomático, pero que yo me quería bañar sola. Esa es una de las tantas anécdotas.

Samuel: Y no hubo consecuencias, por suerte. 

Gema: No, no, no. Siempre me atendieron muy bien. En el Congo es interesante, mire, esa es otra anécdota.

Gema: A mí en Cuba me preguntan con bastante frecuencia por qué yo, blanca, estudio las culturas africanas y en África nunca me preguntaron. Y el último día ellos hacen como una comida de despedida. Y yo le pregunté a uno de mis, yo le decía escoltas, que me acompañaban.

Samuel: Prácticamente lo eran. 

Gema: Lo eran. En las fotografías que yo tengo, siempre tengo a dos, dos al lado. Esos son mis escoltas. Yo le preguntaba, Beca, ¿por qué aquí nadie me ha preguntado en todo este tiempo por qué yo estudio las culturas africanas? Y Beca me decía: “mamá Gema, (porque allá a todo el mundo lo nombran mamá o papá) ellos resolvieron ese problema el primer día. Usted es una negra reencarnada y ya, no hay problema”. Y yo, mire usted, tengo que decirlo en Cuba para que no me lo pregunten más.

Al recibir el título de Profesora Emérita de la UCLV, de manos de la Dra. C. Osana Molerio, entonces rectora de la casa de altos estudios villaclareña. Foto: Tomada del sitio web de la UCLV

Samuel: Doctora, ¿cómo usted se enfrenta al aula después de tantos y tantos años en la Universidad Central de Las Villas? ¿Qué representan sus alumnos para usted? 

Gema: Yo he dicho mil veces en la universidad que yo quisiera morirme dando clases. En el aula. Sería una muerte feliz para mí. No quiero morir en una cama. 

Gema: Si a mí el médico me dice que tengo un problema cardíaco, me siento feliz, digo: “ah, bueno, pues me va a dar un infarto dando clases”. Ojalá que falten muchos años para eso.

Gema: Mis exdecanos decían que yo iba a llegar a los 100 años. No sé si llegué a los 100, pero el día que yo tengo clases, voy cantando a la universidad a coger “el charangón”. Cruel, porque coger “el charangón” es una aventura y un riesgo de vida. “El charangón” es un transporte grande que sale de José Martí y coge por la calle Unión.

Samuel: Es como un superbús, digamos.

Gema: Pero yo voy feliz a coger “el charangón” el día que tengo clases porque el tiempo que yo estoy en el aula, es el tiempo que me ayuda a sobrevivir el mundo en que vivimos. Es un placer para mí estar en el aula, dar clases. Entonces me olvido, me olvido del transporte, me olvido de la comida, me olvido de la cola en el banco para cobrar. Todas esas cosas se me olvidan y me divierto. 

Samuel: ¿Es una fiesta ir entonces a la universidad? 

Gema: Yo me divierto en el aula.

Samuel: Hay algunos alumnos suyos que mientras se preparaba la entrevista nos aseguraban que la reconocen como jovial y a la vez muy exigente. 

Gema: Yo soy exigente en el sentido de que tengo en mis manos el futuro de esos muchachos y quiero que salgan bien formados. Por lo tanto, no soy indiferente a los errores que cometen, pero al mismo tiempo, tengo fama de salvar a los barcos. ¿Sabes quiénes son los barcos? Los peores. Los que nadie quiere en el aula. Me gusta salvar a los barcos. 

Samuel: ¿Y logra salvarlos? 

Gema: No a todos, desgraciadamente. Pero sí logro, logro por lo menos cuando los veo después que salen de la universidad, se hayan graduado o no, que les pregunto: ¿qué estás haciendo? Y me responden “estoy trabajando en tal cosa, profe, que me gusta”. Digo, bueno, por lo menos se salvó, está trabajando.

Gema: Porque a veces los profesores se alejan de los problemas que tienen los estudiantes y los marcan. Hay alumnos de 4, hay alumnos de 5, hay alumnos de 3, no importa lo que hagan en la prueba, ya previamente los califican. Y yo no. 

Samuel: ¿Para usted todos son de 5? 

Gema: No, yo califico lo que tengo delante. Si es de 5, de 5. Si es de 4, de 4. Si es de 3, de 3. Lo que intento es que aprendan. 

Samuel: Teniendo a usted que es una experta, la pregunta se impone, ¿cómo percibe el futuro de nuestro maltratado idioma? 

Gema: El futuro depende de nosotros, sobre todo de aquellos que somos modelos y patrones para otros grupos. La primaria está mal. Esos modelos de primaria son una etapa importantísima, porque el niño fija estructura, vocabulario, patrones. Uno puede resolver algunos problemas, pero indudablemente entrar a Internet es un suplicio. Con las cosas que se escriben en Internet, los errores, a veces hay que reírse, pero realmente es muy cruel. Por lo tanto, el futuro depende de las medidas que tomemos.

Foto: Osdany Meriño González/CMHW

Samuel: Doctora, para algunas personas de su altura profesional, pudiera parecer contradictorio el atrevimiento de lucir un tatuaje a su edad. ¿Qué considera usted? ¿Nos puede contar?

Gema: Ustedes se han metido en una historia de mi vida interesante. Bueno, el tatuaje tiene su anécdota. Yo, por supuesto, estoy entre poetas, entre poetisas, y casi todos tienen tatuajes. Los filósofos, con los que tengo también vínculos, tienen tatuajes, y a mí me gusta el tatuaje. Es esa personalidad espiritual de cuando quería estudiar ballet, siempre queda algo.

Gema: Pues mire, el tatuaje tenía una gran dificultad en mi vida, mi esposo rechazaba los tatuajes a partir de la mentalidad de que el tatuaje era de marineros y convictos. Por lo tanto, imagínese, estaba arriesgando y nunca pasé ese límite. 

Samuel: ¿Y cuándo decidió hacerlo? 

Gema: Pero en eso, voy para España un semestre.

Samuel: Sin su esposo. 

Gema: Sin mi esposo, libre y se me dieron ciertas condiciones también que favorecieron que yo me hiciera el tatuaje. Porque yo publiqué un libro en España y el que diseñó el libro, dibujó el libro, la carátula, etcétera, etcétera, trabajaba también como tatuador. Yo un día hablé: “a mí me gustan los tatuajes”, y él me dijo: “vaya a mi trabajo, profe, que si a usted le gusta hacerse un tatuaje, yo hablo con el dueño, que no le cobre la mano de obra, que se la voy a hacer yo y que nada más que le cobre los materiales”. Fui primero a ver.

Samuel: ¿Ese día no se hizo el tatuaje todavía?

Gema: En Europa es un lugar con una higiene impecable. Lo controlan dos ministerios, el Ministerio de la Policía y el Ministerio de Salud Pública. Le hacen una historia clínica a uno y me decidí a hacer el tatuaje. Pero el problema no fue el tatuaje, yo me hice el tatuaje en España, todo bien. 

Samuel: Me imagino que le haya comunicado a su esposo antes de llegar a Cuba.

Gema: No, no, no. Quien fue a buscarme al aeropuerto fue mi hijo, que es el que vive en La Habana. Y cuando yo venía en el taxi para la casa de mi hijo, le digo, hijo, me tienes que ayudar en un problemita que tengo. Dice, ¿qué problemita mami? Te hiciste un tatuaje.

Gema: Él me dijo, mira, éntrale por aquí, por acá, ves con pantalones largos a Santa Clara. Pero al otro día me llama mi hijo: ¿hay divorcio? Digo, no hijo, no hay divorcio, son muchos años de casados, tenemos que resistirnos cada cual. Solo me dijo “Ave María, pero te hiciste el tatuaje”, pero no, violentamente. 

Samuel: Doctora, la Universidad Central de Las Villas, ¿qué lugar ocupa en su vida? 

Gema: En este momento, casi primer lugar. La familia también, es decir, está ahí, ahí, ahí, con la familia. Mis hijos son grandes, profesionales los dos. Mi hija vive cerca de mi casa, es mi mano derecha. Mi hijo vive en La Habana, tiene su camino. Los dos ya están fuera del nido. Tengo un matrimonio de muchos años, ya nos conocemos hasta en los gustos de todo, por lo tanto, mi gran preocupación es no caer en el Alzheimer sin terminar las cosas que quiero hacer de la universidad, de la ciencia. Tengo muchas, muchas cosas.

Samuel: Lo más inmediato en que está pensando usted ahora para hacer, ¿qué cosa es? 

Gema: En noviembre hay un gran evento en La Habana, quiero presentar una ponencia contundente, una ponencia que abra camino. Esta etapa de mi vida también estoy abriendo camino para los jóvenes porque no soy egoísta. Estoy aprendiendo con las nuevas tecnologías a dar conferencias en el mundo entero.

Samuel: Doctora, con uno de sus hijos compartió durante un periodo de tiempo en la Universidad Central de Las Villas. ¿Cómo fue esa interrelación madre-hijo, profesora-estudiante?

Gema: ¡Terrible! Bueno, mi hijo, afortunadamente, es muy inteligente y tiene ciertas virtudes sociales muy desarrolladas, le cae bien a todo el mundo. Ya ha cogido un poquito más de madurez, en esa época era muy rebelde. Era un dirigente de la FEU que propugnaba eliminar el pase de la lista en las aulas. Y yo pasando lista. Y él en el teatro, y me decían, allá está tu hijo en el teatro defendiendo que no se pase lista. ¿Qué es eso de pasar lista en una universidad? Que se evalúe por el resultado y ya.

Gema: Afortunadamente, nos queremos mucho y por lo tanto, se resolvían los problemas. Pero durante esos años, yo no quise darle clases, porque usted se imagina darle clases a un hijo que tenga esas características de rebeldía. Entonces, yo permutaba dos asignaturas por una. Le daba al otro compañero mío, profesor, dos asignaturas de las que él daba para que él diera una y así no darle clases a mi hijo.

Samuel: Doctora, con varios libros publicados, cientos de artículos científicos y un prestigio académico que trasciende las fronteras cubanas y que podemos decirlo con orgullo, ha situado a Cuba y a la Universidad Central de las Villas en el mapa de los estudios lingüísticos en Hispanoamérica, ¿qué le queda por hacer a la Doctora Gema Valdés Acosta? 

Gema: Me quedan por hacer millones de cosas, millones de libros. Yo quisiera hacer un libro de mis viajes, que no es de lingüística, es de mis viajes. No le he contado millones de anécdotas.

Samuel: Ahí estaría el Congo y sus anécdotas.

Gema: Ahí estaría el Congo, ahí estarían los tres días que viví en el Aeropuerto de Manaus, en Brasil. Esperando un vuelo.

Gema: ¿Ustedes han visto la película de Tom Hanks? ¿Sí? Bueno, la segunda parte de esa película es mía.

Samuel: Usted en una terminal aeroportuaria esperando por un avión.

Gema: Eso fue interesante. Después de todo, yo no me puse nerviosa. Pero estuve tres días viviendo ahí, gracias a la solidaridad de los empleados del Aeropuerto porque no me dejaban, por ser cubano.

Samuel: Por ser cubana...

Gema: Porque para ser cubano, uno para hacer el cambio tiene que estar menos de no sé cuántas horas. Y no había para el enlace para Cuba. Tenía que ir a un vuelo para América Central y de América Central coger el vuelo para Cuba. Y no había un vuelo de esa cantidad pequeña de horas.

Samuel: Doctora, usted es miembro de la Academia Cubana de la Lengua. Ha sido académica titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Profesor emérito de la Universidad Central de las Villas. Entre otros, muchos reconocimientos. ¿Cuál de ellos es el que más la ha llenado profesionalmente?

Gema: La tiza de oro. Los muchachos dan unos diplomas a los profesores que consideran que son ejemplos. Y ese diploma se llama la tiza de oro. Y me lo dieron en el teatro de la universidad con los mismos honores.

Gema: Los reconocimientos se agradecen. Yo agradezco mucho. El Día de las Madres, por ejemplo, me visitó el rector con un cake. Sorpresivamente, primera vez en 52 años que trabajo en la universidad. Se lo dije a Barranco. Que un rector me toca a la puerta un Día de las Madres con un cake en la mano y flores.

Gema: Y muchos de esos, yo le digo los títulos honoríficos. Esos títulos honoríficos siempre se agradecen porque son un reconocimiento. Pero también me ponen triste porque voy llegando al final.

Samuel: Nadie que empieza los tiene. Pero usted se los ha ganado y se los ha ganado en buena lid.

Gema: Sí, pero es una señal.

Samuel: Pero le queda mucho tiempo, usted misma lo ha dicho. Le quedan muchos proyectos.

Gema: Necesito un secretario. Yo voy a ir a la ONAT a preguntar si hay esa categoría para un estudiante universitario, que en el extranjero se utiliza, de pagarle a un secretario que me ayude a todos los sueños que me quedan por hacer, a dictarle. Pero vamos a ver.

Samuel: Doctora, estos pódcasts que estamos haciendo están relacionados con el 335 aniversario de la ciudad de Santa Clara. Usted es pilonga, pilonga de verdad.

Gema: Pilonga de verdad y soy de personalidad distinguida de la ciudad y quiero mucho a mi ciudad. Yo le digo a veces a los compañeros, quizás no sea la ciudad más bella de Cuba porque bella en ese concepto no lo es. Si la comparo con las ciudades que tienen mar, por ejemplo. Pero sí estoy orgullosa de mi ciudad y pienso que todavía nuestra ciudad pudiera tener más éxitos de los que tiene si todos colaboramos.

Gema: Nací aquí, me crié aquí, estudié en esta universidad. Soy resultado de Santa Clara, resultado de la Universidad Central de Las Villas. Me bautizaron en la pila de fundación de la ciudad. El único ritual católico que mi padre aceptó. Estoy orgullosa de ser de Santa Clara, donde quiera que voy lo digo y orgullosa de mi universidad. La gente no calcula Santa Clara. El valor que tiene la Universidad Central de Las Villas en la vida de la ciudad, le ha dado un brillo que otras ciudades no tienen.

Samuel: Doctora, algo que usted quiera compartir con quienes nos escuchan.

Gema: Tengo tantas personalidades que hay millones de cosas que no me han preguntado de otras personalidades.

Samuel: ¿Qué no se puede quedar sin decir hoy?

Gema: El agradecimiento que tengo eterno a mis estudiantes. Los estudiantes me han enseñado más a mí que yo a ellos.

Samuel: ¿Usted cree?

Gema: Estoy segura. Los estudiantes me han enseñado a mí el mundo de las criptomonedas. Me han enseñado los videojuegos, mundos que yo no conocía.

Samuel: Doctora, muchísimas gracias por enseñar tanto y por todo lo que le falta por enseñar. Gracias por haber aceptado la invitación a este podcyast “A dos voces”.

Gema: No, esa es mi función en esta edad, transmitir experiencias. Así que el agradecimiento es mío. Cada vez que me necesiten, cada vez que tengan una consulta lingüística, aunque no pueda resolvérselas en el momento, porque ya yo siempre digo, dame 15 minutos.

Samuel: Claro, hay que buscar información actualizada.

Gema: No, no, constantemente. La Real Academia y el diccionario me están cambiando. Y a veces pierdo la batalla porque me aceptan cosas que a mí no me gustan. Pero bueno, la aceptaron y tengo que aceptarla.

Samuel: Doctora, sigue escuchándonos. Escucha a nuestra emisora. Un honor que usted lo haga. Y cuando concluyan esos estudios de entonación, le pido por favor que contacte con nosotros acá.

Gema: Lo haré.

Samuel: Qué bueno sería para CMHW que Gema Valdés Acosta formara parte de nuestro equipo.

Gema: Ojalá, ojalá. Vamos a ver si la vida me lleva. Pero es que tengo tantas otras cosas que están en una lista muy grande.

Samuel: Cuando lo decida, la puerta principal está abierta para usted.

Gema: Está bien, está bien.

Samuel: Muchísimas gracias, doctora, por su presencia en “A Dos Voces”.

Gema:tUn placer estar aquí entre la juventud. Porque es más joven que yo.

Samuel: Pero el resto del equipo que me acompaña es mucho más joven que yo también.

Gema: Bueno, aprendemos de ellos...

Así despedimos esta entrega de A Dos Voces.

Samuel: Recuerde que cada martes, justo a las 3 de la tarde, en nuestro canal de Ivoop, compartimos nuevos contenidos. Suscríbase y sea parte de este encuentro sonoro producido por la redacción digital de CMHW.