Desde hace 13 años no se realiza “este operativo estadístico, cuyo objetivo es captar, procesar y difundir información sobre demografía y las condiciones de habitabilidad, que es empleada para trazar estrategias y programas sociales de manera articulada”.
Así nos resume el licenciado Diego Enrique González Galbán, director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Cepde) y Director Nacional del Censo, la compleja maquinaria que se ha puesto en marcha hace varias semanas e involucrará a miles de personas de manera directa y además a toda la sociedad, comprometida con la veracidad y calidad de los datos que aporte, así como con una participación activa, en tanto a los trabajadores sociales se sumarán otros ciudadanos vinculados o no laboralmente.
Los CPV son muy necesarios −subraya− para delinear proyecciones y se recomienda realizarlos cada 10 años, aunque no siempre es posible cumplir tal periodicidad porque son muy costosos, debido a la logística requerida, entre ella papel y el equipamiento, por eso en este siglo se han ido introduciendo alternativas a la forma tradicional de hacerlos, con la vista puesta en eso, en reducir sus costos.
“Basta con un ejemplo. Lo usual era utilizar cuestionarios en papel. Solo para el último realizado en Cuba, en el 2012, fueron imprimidos 4,5 millones de ejemplares sin incluir el resto de la documentación, formada por más de 12 manuales de instrucción.
“En Europa acometen esa operación estadística haciendo interactuar sistemas de registros administrativos digitalizados, mientras que acá en la región están los que aplican variantes como una combinación de distintos métodos; por Internet, correo postal o por teléfono, como en EE. UU., con el inconveniente de que hay muy baja tasa de respuesta de la población. El método más difundido —precisa— consiste en levantar información a través de dispositivos móviles de captura, tablet, teléfono, que es el adoptado por nosotros ahora. Una tecnología más limpia en cuanto a la evitación de que se cometan errores porque los datos quedan digitados”.
Contar, no legalizar
No hay que esperar al CPV para manejar números. El Registro Censal que se efectúa en estos momentos involucra a unos 3 mil 800 enumeradores, las áreas a censar suman casi mil 600 y serán miles los dispositivos móviles para registrar la información desde esta etapa inicial, puesta en marcha a partir del 19 de mayo en 39 municipios de las provincias de La Habana, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey y a la que se han ido incorporando las demás de forma paulatina.
En esta fase, junto con la actualización cartográfica, se acopia estadística de toda la infraestructura económica y social del país: instalaciones que brindan cualquier tipo de servicio como los de la salud pública, restaurantes, bodegas y tiendas; centros económicos como industrias y mipymes; lugares de esparcimiento como parques y centros deportivos hasta las viviendas o unidades de alojamiento.
González Galbán puntualiza que el enumerador trabaja solo y porta un carné identificativo con el logo de la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei). Durante su labor se obtendrán cifras de inmuebles y personas, amparadas por el carácter confidencial otorgado en el Decreto Ley no. 98, que establece el uso de dichos datos solo con fines estadísticos.
“El Registro Censal lo planificamos para dos meses, aunque es posible que se extienda un poco más, a partir de las características y ubicación de las localidades. Posteriormente corresponde realizar el Ensayo Censal, con una duración de 60 días, en el municipio mayabequense de Santa Cruz del Norte, escogido porque reúne condiciones similares a las que se pueden encontrar en cualquier parte del país como zonas montañosas y población dispersa y concentrada. Allí estará el equipo nacional del CPV y los 15 jefes provinciales y del Municipio Especial Isla de la Juventud. Los censos son muy conceptuales y es necesario que todo el que va a participar domine bien los términos exactos y procedimientos”.
Un retrato de la población cubana
Preguntas relacionadas con la vivienda dirigidas a conocer desde el tipo de unidad de alojamiento, cuántas piezas son dormitorios para evaluar indicadores de hacinamiento, por dónde y con qué frecuencia recibe el servicio de agua, qué combustible utiliza más para cocinar y la fuente de alumbrado están incluidas en la primera parte del cuestionario censal, que también indaga acerca de elementos que aportan calidad de vida como disponibilidad de efectos electrodomésticos y el acceso a Internet. Tampoco faltarán las dedicadas a caracterizar sociodemográficamente a cada residente, desde la edad, sexo, color de la piel, último grado vencido y nivel escolar más alto alcanzado, además del estado civil o conyugal: casado, divorciado, unido o soltero.

Nuestro entrevistado nos adelantó que está previsto indagar la relación frente a la ocupación y la profesión u oficio, en qué sector de la economía se desempeña y la denominada movilidad pendular para conocer si el trabajador o el estudiante necesita trasladarse fuera del municipio para esas funciones.
Las respuestas de ese cuestionario amplio y diverso emanarán del Levantamiento Censal, la última etapa del proceso recién iniciado en el que empeño e intelecto se unirán a fin de garantizar las condiciones que permitan a Cuba declararse lista para su décimo noveno Censo de Población y Vivienda.