Además de varias cartas de despedida a personas entrañables, el Apóstol redactó junto a Máximo Gómez un trascendental documento que pasó a la historia como el Manifiesto de Montecristi.
En el texto se anunciaban al mundo los propósitos de la contienda bélica que con tanto desvelo había preparado Martí.
A su vez, en una misiva enviada a su amigo dominicano Federico Enríquez y Carvajal, expuso ideas esenciales sobre la Patria y sus propósitos de ir a Cuba a pelear por la independencia. Y a Doña Leonor, su madre, le escribió en conmovedora carta:
«El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre».
Días después, embarcaría Martí junto a Gómez hacia Cuba, a cumplir con su destino.