En las inmediaciones del Puente de las Flores, símbolo poético de los calabaceños, aguardan por tí mamá Taymí y tus amigos, vecinos, admiradores de tu carrera deportiva, y para nada está cabizbajo ese lugar sagrado de tu progenitora, que es el sitio donde ella cuelga las medallas de su ídolo.
Sabemos con cuánto valor y entusiasmo tomaste la raqueta para dirimir en los concursos individual y dobles en el Paratenis, sabemos con cuánta entereza defendiste a tu Cuba en la lid chilena, en tu primer evento internacional, pero no confíen en que esta vez te has quedado sin lauro alguno...
Sí, porque Eduardo David es talentoso y constante y reconoce que hay reveses que enseñan, aún cuando dirimió, net por medio, con los tenistas más consagrados en el Paratenis del continente. El tiene clase y coraje para revertir tal actuación en el país austral.
Ahora, volver a los entrenamientos con Ernesto y pulir lo que falta por perfeccionar la técnica en el voleo u otros aspectos necesarios. Estoy seguro de que su preparador está muy orgulloso de la labor de su pupilo en los Parapanamericanos.
Y, por allá, por el lírico Puente de las flores y sus aguas tranquilas, aguarda Taymí por el regreso de su pequeño vástago, devenido atleta parapanamericano, y a ella lo que le importa es abrazarlo y darle nuevas y tierna instrucciones para que se siga creciendo, y regrese de nuevo al barrio calabaceño con un racimo de medallas que no le quepan a ella en el corazón.
