Al momento de su fallecimiento, debido a un problema cardíaco, el maestro contaba con 88 años de edad. Eduardo Palmieri Morales murió en la ciudad que lo vio nacer el 15 de diciembre de 1936, sin saber que recibía con vida a uno de los grandes colosos del teclado y de la música de este lado del mundo. Su hermano, Charlie Palmieri, ya mostraba inclinación por el piano, y Eddie lo siguió con pasión.
Sin hacer concesiones a lo fácil, Eduardo “Eddie” Palmieri se dedicó, como su hermano, a estudiar sonoridades. Así se acercó al trombón, surgido en el oriente de Cuba y también en Puerto Rico, de la mano de Mon Rivera. Palmieri influyó de manera determinante en músicos como César Monges (Dimensión Latina) y Willie Colón.
Su orquesta, La Perfecta, pasará a la historia de la música latina como lo que fue: perfecta. En ella, Palmieri estuvo acompañado por el vocalista que eligió desde su juventud: Ismael “Pat” Quintana. No tuvo otro cantante en La Perfecta. Cuando dejó ese proyecto, otros vocalistas lo acompañaron, pero ya era otra historia.
Su inmenso amor por el piano logró establecer una suerte de amistad íntima con el instrumento, tan profunda que se le conocía como “el sapo”, debido a los sonidos que emitía al ejecutar solos frente al teclado.
Jamás abdicó de sus raíces puertorriqueñas. Por el contrario, las elevó a un rango esencial en temas como Justicia y Vámonos pa’l monte.
El gran Bobby Cruz, vocalista de Ricardo Ray, expresó: “Ya nada puede ser igual en la música. De los grandes, el más grande. Gracias por tanto, un abrazo para la familia”.
Por su parte, el destacado vocalista venezolano Orlando Castillo, “Watussi”, escribió desde Italia: “Le doy gracias infinitas a Dios por haberme permitido ser su amigo y colega, así como por haber sido el único venezolano en cantar en su orquesta. Eddie Palmieri fue uno de los mejores de todos los tiempos.