De día formaban coros de niños y adultos; identificaban el talento y posibilidades de los aficionados; elegían y montaban variados repertorios. De noche la pareja soñaba despierta su entonces única hija en Santa Clara, al Coro provincial donde nacieron profesionalmente —donde continúan— y las melodías les llegaban con esa nostalgia que trae la distancia: así Yoanka y Osmel comenzaron a interpretar a dúo canciones de la trova tradicional.
Gustaron al público venezolano, pues ante este se aventuraron a defender la música cubana, y a su regreso a la isla, con un objetivo artístico de mayor alcance fueron evaluados por el Centro Provincial de la música y enseguida formaron parte de su catálogo, con el nombre sugerido por un trovador amigo: “Alma libre”.
Cuando suman 20 años de vida artística, septiembre marca la primera década del dúo que desde entonces compone e interpreta. Con sus voces Yoanka y Osmel han protagonizado peñas- citemos “La noche tiene ángel”, “Domingo de mucha luz” y son asiduos en “Sóngoro cosongo”.
Destacan en los elencos conformados para galas, homenajes y con el mismo fervor de aquellas noches en las que soñaban su futuro a dúo organizaron, además, el proyecto lírico “Aldo Lario”, el ensemble estudiantil “Alejandro García Caturla” y defienden cada espacio donde pueden ofrecer los más variados temas de la música tradicional, como en “La bodeguita del medio”.
Por tener alma libre el movimiento es vida, progreso, y en los sonidos más cubanos hallan el deleite. Un sitio muy bien ganado tienen en el ámbito musical villaclareño, reconocidos ya con elogios en el panorama sonoro cubano. Larga vida, y que la noche provoque nuevas ensoñaciones al dúo “Alma libre”.