Arrancamos el 2024 con un invierno como no se sentía hacía años, literalmente con el comienzo de año más frío en décadas, una tendencia que para suerte de muchos se mantuvo durante los dos primeros meses del año.
En este periodo tuvimos en más de una ocasión noches blancas “a ojos” de los satélites meteorológicos. Como un homenaje al meteorólogo Armando Lima, a quien todavía los cubanos recuerdan con cariño a casi 20 años de su fallecimiento, conversamos del lento camino del Sol a lo largo de 365 días.
Era imprescindible, como cada año, en las cercanías del Día Meteorológico Mundial, conversar del tema central de la fecha, que este año coincidió, además, con el Equinoccio de Primavera, día en el cual astronómicamente comienza esa estación en el hemisferio norte. Y justo el tercer mes del año, además de tener un cambio radical en cuanto a las temperaturas, dejándolo estampado en los libros al cruzar la barrera de los 38 grados Celsius, quedó marcado por varios eventos meteorológicos extremos: una de las granizadas más impresionantes de los últimos tiempos, que dejó huellas visibles hasta en las imágenes de los satélites meteorológicos. Y si esto fuera poco, en menos de 48 horas La Habana sufrió también intensas inundaciones pluviales.
Abril, recordándonos que es un mes de récord de calor, “saltó la varilla” de los 40 grados Celsius, en la tarde del 11 de abril de 2024, con 40.1 grados Celsius en Jucarito, una cifra con la que habían estado coqueteando algunas localidades, entre ellas su “eterna rival: Veguitas”, pero Jucarito dio primero.
Y aquí... despertó el “frenesí ciclónico”, como diría un experimentado meteorólogo, ante pronósticos de una “hiperactividad” en la venidera temporada ciclónica. Hablamos de cómo se construyen estos pronósticos, que no son fruto de la adivinación ni del azar, sino con mucha ciencia por detrás.
Aunque no tuvimos ninguno este año, los ciclones que llegan “adelantados” en mayo fue otro de los temas que abordamos en este espacio, un mes en que el calor también tuvo su protagonismo y claro, sus esperadas lluvias.
Conversamos sobre Alberto, un nombre que varias generaciones de cubanos recuerdan por ser un visitante habitual desde 1982 y que esta temporada, por su esperada actividad ciclónica y ser el primer nombre a utilizar en la lista, fue el centro de informaciones falsas. Otro nombre que se repitió por octava vez fue Ernesto, que aunque llegó a ser huracán, con su trayectoria mayormente sobre el mar, asegura su regreso en 2030.
Vimos como hay ciudades de Cuba por las que los ciclones tropicales tienen cierto favoritismo, así como algunas que afortunadamente no reciben estos visitantes indeseados hace más de 50 años.
Julio se fue prácticamente en blanco en cuanto a ciclones y agosto se comportó bastante tranquilo, hasta el despertar de septiembre, que aunque tardío “se echó al hombro”, junto con octubre, la mayor parte de los huracanes.
Aunque la temporada se comportó ligeramente por debajo de los pronósticos más agresivos, lamentablemente tuvimos ciclones tropicales de los que se hablará por años, como el caso de Beryl, que de seguro será sustituido para 2030, algo poco habitual en los huracanes que comienzan con “B”. Milton, el nuevo miembro del club de los huracanes que han registrado presiones por debajo de los 900 hectopascales y que en menos de 5 días destrozó varios récords y puso otros en peligro.
Hablamos por acá también de Rafael, un huracán de noviembre, “con sabor a octubre”, a tal punto que llegó a ser el primero en cruzar tan cerca de la parte más occidental de Cuba en el penúltimo mes del año. Otros dos nombres que junto a Hélene son candidatos seguros a ser sustituidos.
Vimos como no siempre temporadas ciclónicas activas son necesariamente largas, como tampoco los inviernos son más largos porque haya una mayor cantidad de frentes fríos.
Analizamos como la Energía Ciclónica Acumulada constituye una forma de medir la actividad ciclónica en general y el “aporte” de cada tormenta individualmente, una métrica cuya mención se hizo habitual durante la temporada de este año, por el comportamiento de algunos sistemas individuales este 2024 y por cifras interesantes de la misma que han generado algunos ciclones históricamente.
Pudimos constatar como entre las nuevas herramientas de pronóstico se suman aquellas que utilizan la Inteligencia Artificial, para ayudar a mejorar y complementar las existentes, e incluso para llegar a competir con ellas, aunque todavía disten de ser las herramientas milagrosas para las predicciones.
Conversamos de que, a veces, la atmosfera puede “jugar” con las ondas, sobre todo cuando hay “buen tiempo”, a tal punto de también ser capaz de “jugar” con nuestros sentidos y engañarnos.
También a la sazón de la gran cantidad de aplicaciones móviles que brindan información meteorológica fue otro de los temas tocados es este espacio, ya que muchos las consideran como fuentes confiables y exactas. Muy relacionado con la gran cantidad de información meteorológica disponible y compartida en la redes hoy en día, que en ocasiones lejos de ayudar a una mayor compresión, puede llegar a desinformar si es malinterpretada.
Entre col y col, o mejor dicho entre calor y ciclones, hablamos del Anticiclón Subtropical del Atlántico, que “domina” el tiempo en Cuba, de ciclones subtropicales y de bajas frías, así como de diablillos de polvo. También hablamos de los brisotes, bastante habituales en nuestro otoño-invierno pero que este 2024 lo fueron aún más, le dedicamos espacio a la lluvia y a la inmensa cantidad de agua que cae en un simple aguacero, y también a las inundaciones costeras, que lamentablemente acompañaron a algunos sistemas meteorológicos este año. Recordamos que cada dato cuenta, hasta el que usted mide en la sala de su casa, aunque no pueda ser comparado ni homologado con el que se registra en una estación meteorológica, y que pueden ser medidos y expresados en distintas unidades.
Nos vemos en el prime
r martes de enero.