Si bien la atención al viajero constituye la piedra angular del colectivo del aeropuerto internacional Abel Santamaría, de Santa Clara (SNU), los esfuerzos se dirigen a lograr la integralidad en cada uno de sus objetivos.
Lo ratifica el ingeniero Lester Roberto Bello Veliz, director general de la UEB aeropuerto Santa Clara, en ese empeño cotidiano de entregar calidad de los servicios en el aeródromo, punto de llegada a Cuba de turistas que se dirigen a la cayería noreste de la provincia de Villa Clara. Allí cada semana se atiende 22 vuelos, con Canadá, siempre presente, como uno de sus destinos principales, junto a Estados Unidos a través de American Airlines y sus siete frecuencias semanales en vuelos regulares, además de los chárteres.

También figuran los de Centroamérica, con Copa en rumbo a Panamá y dos salidas cada semana, y el periplo europeo que enlaza a la capital villaclareña con Portugal (Lisboa) y con Madrid, capital de España.
«Este último posibilita, además, del viaje turístico para foráneos, y si se tiene en cuenta que solo existen vuelos a la península ibérica desde La Habana y Santiago de Cuba, al mismo tiempo posibilita múltiples ventajas a los coterráneos para las salidas y arribos, al menos en la temporada estival», agrega Bello Veliz.
Entre los propósitos figura también el incremento de la carga aérea, que en el primer trimestre del actual año resulta notable. Santa Clara tiene, prácticamente, un vuelo de carga diario en el que arriban de 15 a 20 t, tanto de carga no comercial destinada a los ciudadanos como la comercial para los actores económicos.

«La perspectiva es seguir en aumento, incluso está previsto ampliar las capacidades de la estación de carga de Aerovaradero S.A. para el segundo semestre del actual 2025 o los primeros meses del año entrante, a fin de lograr el procesamiento para la zona central».
Algo que demuestra el humanitarismo al colectivo es su proyección comunitaria. Salen de la infraestructura aeroportuaria y asumen la rehabilitación integral de la escuela primaria Calixto García, aledaña a la terminal aérea.
«Es una especie de casita infantil nuestra. La mayoría de los niños son hijos de trabajadores nuestros, y ya tenemos el 30 % de ejecución de la obra», enfatiza el director general de la UEB aeropuerto Santa Clara.

—Y cómo apoyan a uno de los hogares de niños sin cuidados parentales en Santa Clara?
—Brindamos atención y mucho afecto al hogar número 3 de la capital provincial, ubicado en el centro de Santa Clara. Allí residen unos 11 niños en edades comprendidas entre 6 y 19 años. La perspectiva es la atención a ellos desde diferentes puntos de vista.
«Hay dos adolescentes cursando su técnico medio —uno en capital humano y otro en contabilidad y finanzas— que en septiembre deben incorporarse al colectivo del aeropuerto a realizar sus prácticas, y si se enamoran de la aviación tienen la vida profesional para desarrollarla.
«Todos tuvieron un primer recorrido por las instalaciones del aeropuerto para despertar sus motivaciones».

En otro orden, quizás la premisa colectiva es la de no descuidar ninguna arista. Hay un esmerado cuidado en la protección del medio ambiente, y resalta a la vista la cultura del detalle integral en momentos en que la instalación acomete una rehabilitación paulatina, a mediano y largo plazos, con la finalidad de garantizar mayor confort a sus viajeros y el incremento de las capacidades operativas.
Entre los proyectos se contemplan la sustitución de una parte de las losas de su plataforma, la instalación de un sistema de alimentación eléctrica ininterrumpida que garantiza la iluminación en la pista de manera más efectiva que la ofrecida desde los grupos electrógenos, por citar algunos de las tareas.
Poco a poco, sin obviar coyunturas actuales, el aeropuerto internacional Abel Santamaría prosigue su historia, teniendo en cuenta que al complejo aeroportuario se suman el radicado en cayo Las Brujas y el internacional Jaime González, de Cienfuegos. Hombres y mujeres con el sentimiento común de servir a los viajeros para que atesoren la mejor impresión a la entrada y en la despedida del centro de Cuba.