Pocos países han tenido la suerte de ser descubiertos en más de una ocasión, en el caso de Cuba fueron cuatro, el primero Cristóbal Colón en 1492 en su primer viaje por el descubrimiento de la ruta del nuevo mundo; el segundo Alejandro de Humboldt, gracias  a sus investigaciones se ampliaron los conocimientos de la geografía, la flora, la fauna, la topografía, el clima, los suelos, el cultivo de la caña y la fabricación de azúcar en nuestro país; el tercero Fernando Ortiz, quien realizó notables aportes relacionados con las fuentes de la cultura cubana y por último Antonio Núñez Jiménez, reconocido como el Padre de la Espeleología Cubana.

Núñez Jiménez, nacido en la Habana el 20 de abril de 1923 mostró, desde muy joven, interés por la Espeleología lo que lo lleva a fundar en 1940, junto a un grupo de compañeros, la Sociedad Espeleológica de Cuba; muy pocos deben ser los lugares de la isla en los que no haya estado presente el incansable investigador y descubridor de la Gran Caverna de Santo Tomás, la mayor de Cuba, con más de 50 km de galerías cartografiadas ubicada en la Sierra de los Órganos, cercana a Viñales.

Sus búsquedas no se limitan solo al territorio cubano, cabe destacar, entre varias, que a partir de 1972 participó en la exploración al Polo Norte, a la Cordillera de los Andes y la Antártida, además de organizar y dirigir la expedición internacional “En Canoa del Amazonas al Caribe”. Al paso de esta expedición por territorio peruano el  sacerdote católico Joaquín García manifestó: “…su meta: descubrir la amistad, por vía de la ciencia,…su bandera: …la de la solidaridad latinoamericana…Lo que las armas ni antes ni ahora consiguieron lo han venido a lograr sencillos hombres de ciencia con amor, cuartillas, microscopios, semilleros, herbarios, químicos y unos nobles ojos abiertos a la magia sin fin de nuestras realidades.”