Extrapolations

Scott Z. Burns director de cortos, de los filmes “Pu-239” y “The Report” llega ahora a Apple con la serie “Extrapolations”, historias íntimas e interconectadas que exploran cómo los próximos cambios en nuestro planeta afectarán al amor, la fe, el trabajo y la familia.

Apple es, desde hace tiempo, la plataforma de ciencia ficción por excelencia, se lo ha ganado por la calidad de sus producciones y por lo diferente de sus argumentos en comparación con otras cadenas.

Las historias de este género siempre están enfocadas en lo filosófico, en el humanismo y la manera en que el ser humano reacciona o no, antes ciertos eventos naturales.

“Extrapolations” vuelve sobre ese mismo dilema; solo que sus episodios y sus personajes no están necesariamente relacionados.

El primer capítulo no me pareció nada curioso, de hecho, fue bastante soporífero el desarrollo de la historia, que además era la introductoria, o sea, no me puso en contexto ante ese mundo de destrucción.

Llegados al segundo, entramos en las enfermedades, en una historia familiar y ya el peso de lo emocional cobra un sentido más relevante.

La reflexión sobre Dios, la muerte y el castigo según la creencia religiosa me pareció el mejor tratado hasta este momento.

Creo que la serie pierde al remarcar tanto los eventos nefastos de algo que sabemos que en algún momento va a llegar. El ser humano ha cavado su propia tumba y cualquier serie distópica o futurista sobre el tema se hará realidad en algún momento.

Como todo, lo de Apple es una propuesta cara, se nota en la forma de rodar, en la fotografía, en la música y se nota más en el reparto seleccionado.

Meryl Streep, Sienna Miller, Kit Harington, Daveed Diggs, Edward Norton, Diane Lane, Gemma Chan, David Schwimmer, Keri Russell, Marion Cotillard y Forest Whitaker son algunos de los rostros que participan.

“Extrapolations” es lo que uno espera de ella, un material irregular, que puede funcionar un capítulo más que otro,  y que deja un mensaje, pero no está a la altura de otras grandes de la plataforma.  

The big door prize

Una pequeña ciudad cambia para siempre cuando aparece una máquina misteriosa en el supermercado que promete revelar la vocación de cada habitante. Enseguida los vecinos comienzan a cambiar de empleo, a replantearse sus relaciones y a cuestionar creencias arraigadas, todo en pos de un futuro mejor.

Apple ha estrenado la serie de 32 min “The big door prize”, quizás hasta la fecha uno de los títulos más singulares del 2023. Dirigida por David West Read, el argumento nos propone una reflexión existencialista y práctica de una realidad que nos toca a todos, porque cualquier ser humano en algún momento de su vida se ha preguntado cuál es su propósito.

De esta propuesta, me interesa cómo se abordan las tramas, el ritmo que tiene cada episodio y el orden a las ideas, unas muy graciosas y otras muy dramáticas. Es sabido que esta es de las plataformas más serias, más centrada en producir contenido diferente y de calidad, esta no es una serie mediocre. No busca ser un libro de autoayuda y es su propia estructura la que le ofrece al espectador perspectivas diferentes de cada situación.

Chris O'Dowd encabeza un reparto que no es tan solvente, pero que consigue equilibrar el cuerpo del producto. Gracias, Apple, por una serie así, luego de verla algo cambia en nosotros, surgen muchas preguntas que al igual que en “The big door prize” quedan a la interpretación personal.

 Avatar the way of water

James Cameron ha sido históricamente de los directores más rentables de Hollywood, siempre por alguna extraña razón ha estrenado películas en el momento justo y preciso, las cuales se han convertido en hito: “Terminator” es como la madre del género de las cintas de inteligencia artificial. Llevamos años con la disyuntiva de si Jack cabía o no en la tabla de “Titanic” y perdimos la virginidad en el 3d con “Avatar”.

Ganadora de tres Óscar pudiera ser la más sobrevalorada de su carrera y no imaginamos que tendríamos una secuela 14 años después.

Los Na'vi Jake Sully, Neytiri y sus hijos viven en paz en los bosques de Pandora hasta que regresan los hombres del cielo. Entonces comienzan los problemas que persiguen sin descanso a la familia Sully, que decide hacer un gran sacrificio para mantener a su pueblo a salvo y seguir ellos con vida.

La cinta, convertida en la más taquillera con 2 305 miles de millones de dólares recaudados, incrementa una hora más su duración respecto a la original, y ahora nos pasamos 3 h con 12 minutos en Pandora, eso es un ejemplo de que Cameron se cree un Dios.

“Avatar the way of water” no tiene nada que ofrecer, salvo un retoque en sus efectos visuales, no es lo mismo un Na'vi en el 2009 que en el 2022.

La historia simplemente se enfoca en alargar el final de la original, aunque no tenga sentido narrativo alguno. No es que sea más épica, ni emocionante, ni que de repente el valor de la familia sea relevante, el problema es que a Cameron no le interesa en lo absoluto que tú como espectador sientas algo.

Hay mucho de “Transformer y “Mundo Acuático”, demasiada guerra, muchos efectos, pirotecnia y escenas excesivamente largas e innecesarias para justificar el metraje.

Ganadora del Premio Óscar en Mejores Efectos Visuales porque no podría ser de otra manera, es una cinta pensada para el público masivo, para que asista al cine y viva la experiencia, mala, pero que la viva en una pantalla grande.

El cine —dicen algunos— tiene que ser entretenimiento, o más bien, el cine comercial, sin embargo pienso en “Top Gun Maverick” de Joseph Kosinski que también regresaba en forma de secuela al cabo de 36 años y terminó siendo una cinta lograda.

“Avatar the way of water” agota, resulta tediosa y no hay manera de quedarme en ella con el sentido más fiel al entretenimiento.

Si hablamos de interpretaciones, poco podemos decir, Sam Worthington, Zoe Saldana, Sigourney Weaver y Kate Winslet son azules, están llenos de cables monitoreados por un ordenador.

Cameron fue el primero en utilizar la técnica 3d, pero “Avatar” nunca fue una buena película, “The way of water” tiene todo lo mediocre de ella y todo lo irracional de una secuela que no queríamos, ni necesitábamos.

Por si fuera poco, nos esperan otras dos entregas. Sinceramente al director le urge un retiro y a nosotros un respiro de su discurso sobrevalorado.