Nacho

Atresplayer PREMIUM ha apostado a los materiales biográficos durante 2023 y ahora llega con la serie “Nacho”, una narración sobre los inicios del actor Nacho Vidal en la industria del cine porno para demostrar que su talento iba mucho más allá de sus famosos 25 centímetros: Nacho Vidal cambió las reglas del juego en los años 90 cuando se convirtió en una superestrella internacional. Justo ahí comienza la historia, cuando descubre que había nacido con un don que podía utilizar para valerse por sí mismo.

A diferencia de otros materiales de este género, no hay mucho relevante en la figura de Nacho más que precisamente su pueril vida.

En la dirección tenemos a Teresa Fernández-Valdés la misma que ya había abordado el tema sexual en la patética “Instinto” o lo dramático en "Now & Then" y "Las Chicas del cable".

Desde el primer episodio uno sabe que lo único que será representado serán los excesos a través de desnudos y escenas plenamente sexuales porque esto no es Disney. Me aburre la forma de contar la historia, los saltos temporales, los flashbacks, la voz en off, me resultan demasiado forzados y sin hilo narrativo. La directora no busca que la serie sea elegante, que tenga niveles estéticos, incluso creo que lo erótico se queda en el plano de lo vulgar.

Martiño Rivas tiene un físico apropiado para un personaje así, incluso hasta para hacer pornografía en la realidad, pero no sabe actuar, aunque está claro que tampoco es que la serie tenga una dirección de actores fantástica.

Tal vez como película “Nacho” hubiese tenido más sentido, prefiero ver un documental sobre este personaje que episodios de 50 minutos, en los que no encuentro motivación alguna para quedarme.

Sin huellas

Carolina Yuste y Camila Sodi protagonizan la nueva serie de Amazon, “Sin huellas”.

Desi y Cata encuentran un cadáver en la mansión que acaban de limpiar. Horror. Pánico. Policía. Un momento, ¿una gitana y una inmigrante mexicana han limpiado la escena de un crimen? Ellas son las perfectas culpables. Ahora tienen que escapar de la policía, pero también de unos sicarios rusos, una familia de millonarios y un ex marido con mariachis. A ver cómo salen de ese ‘fregao’.

La anterior serie del realizador Carlos de Pando fue “¡García!”, audiovisual que realmente logró que me ardieran los ojos por su nefasta calidad. “Sin huellas” no es mucho mejor, simplemente trata de ser menos tonta. El conflicto central no está mal, el desastre es cuando comienza a desarrollarse en cada episodio.

La mezcla de géneros no se equilibra, cuando toca drama es aburrida, las escenas de acción no entretienen y cuando quieren recurrir al humor negro dan ganas de abandonar.

“Sin huellas” necesita algo de energía y sobre todo personajes que realmente tengan algo potente que contar.

Soy fan de Yuste, la considero de las mejores de su generación, siempre que sale en pantalla tiene una fuerza arrolladora, pero no hay química con Sodi. Tantas actrices promesas en México y contratan una que tiene el rezago melodramático de Televisa: esa es una de las debilidades de la serie.

No creo que “Sin huellas” mejore más adelante, pero aun así seguiré apostando por Amazon y sus producciones españolas.

No mires a los ojos

Félix Viscarret (Vientos de La Habana, Bajo las estrellas) ha rodado su filme más complejo y al mismo tiempo más estimulante: “No mires a los ojos”.

Damián acaba de ser despedido tras 20 años trabajando en la misma empresa. Su reacción furiosa y un tanto violenta, le lleva a salir corriendo y a esconderse en el primer sitio que encuentra al salir de la oficina: un armario cargado en una furgoneta.

Con Damián dentro, el mueble es entregado en casa de Lucía y Fede, una pareja de la edad de Damián que vive con su hija adolescente, María. Esa misma noche, un impulso inesperado lleva a Damián a quedarse con la familia para convertirse en una misteriosa presencia que observará y se moverá desde la sombra.

Partiendo de la novela homónima de Juan José Millás, el guion es muy atractivo, sobre todo para los que no hemos leído la obra.

Destaca su rara primicia y me asombra cómo el director aborda una idea que se puede ir al fracaso luego de 15 minutos. No creo que la película sea un drama, de hecho el voyerismo del protagonista me recuerda a los thrillers de cine negro y al mismo tiempo a cualquier cinta de terror.

El espectador lo ve todo, lo sabe todo y aun así Viscarret lo sorprende en determinados momentos donde pensé me aburriría. Como juego claustrofóbico es perfecta, como reflexión sobre el deseo, la pérdida y los miedos también juega bien sus cartas. Lo único reprochable del material sería que cualquier otro actor hubiera dado más de sí que Paco León.

A la pobre Leonor Watling le toca toda la sorpresa, la fragilidad y el desconcierto; muy bien.

Espero que Viscarret continúe por estos caminos, al parecer tiene más que ofrecer.