«Sorprendido y halagado, me sentí muy bien», dijo a la radio Néstor (El Chino) en la cinta de Manuel Herrera. Comenté a los presentes que no conocía un lugar en Cuba que tuviera la distinción de hacerle un homenaje, tener siempre presente una película que ha trascendido como una de las más taquilleras durante muchos años y se ha convertido en un ícono del cine cubano. Por haber trabajado en ella uno lo recibe con beneplácito».

Añadió que hacía años no venía a Santa Clara, una plaza cultural maravillosa a la que deseó pueda seguir fomentando sus proyectos y eventos.

Tremendamente conversador, es el respetado trinitario por los tantos papeles que ha interpretado en el teatro, la televisión y el cine con alegría, pasión, desenfado...

Bárbaro Marín se pasea magistralmente por la pequeña y gran pantalla, por las tablas. Y habló sobre el regocijo del contacto con el público en sus viernes de cabaret, donde llega entonces con la música.

En su conversación destacó el intercambio con los estudiantes del Centro para la Enseñanza Artística "Olga Alonso": «Fue muy bonito. La escuela lleva el mismo nombre del grupo de teatro donde me inicié con el profesor Humberto Rodríguez», precisó. «Y encontrarme ahora con estos alumnos, evocar mi etapa inicial, fue divino. Escucharlos, aconsejarlos, ofrecerles parte de nuestras vivencias, ver la proyección que tienen fue muy especial. Nos retroalimentamos también con la juventud: no se puede dejar morir ese niño que llevamos dentro». 

En Santa Clara disfrutaron momentos muy reconfortantes y quieren regresar, aseguraron Néstor Jiménez y Bárbaro Marín, Ignacio y El Chino, en la célebre película "Zafiros, locura azul".